Liahona Enero de 1962

Yo quisiera saber…

¿Cuán amplia fue la Dispersión de Israel?

Preguntas contestadas por José Fielding Smith Presidente del Consejo de los Doce Apóstoles (Tomado de the Improvement Era)

Estimado Hermano Smith: Mi compañero y yo discutimos el linaje de los israelitas. Yo soy de pura sangre china y he pensado mucho acerca de mi linaje, tal como lo define mi bendición patriarcal. Cuando dije a mi compañero que mi bendición patriarcal dice literalmente: “Tú eres del linaje de Abrahán, Isaac, Jacob y Efraín”, él comentó que yo no debo ser de pura sangre china. Desde que esto sucediera, he estado meditando mucho sobre lo que mi bendición patriarcal declara. Le agradeceré si puede informarme cuál es la relación entre las razas china, francesa, alemana y otras. Estoy muy interesado en saber esto pues yo interpreto mi linaje como literal y no por adopción.

Respuesta: Evidentemente, el patriarca interpretó correctamente su linaje. La gran misión encomendada a Abrahán, fue que él sería una bendición para todas las generaciones que vendrían después que él, y que a través de él, todas las naciones serían bendecidas. En el capítulo 12 del Génesis, encontramos lo siguiente;

“Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré.

“Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, v serás bendición.” (Génesis 12:1-2)

Y otra vez el Señor dijo:

“. . . ¿Encubriré yo a Abraham lo que voy a hacer, habiendo de ser Abraham una nación grande y fuerte, y habiendo de ser benditas en él todas las naciones de la tierra?” (Ibid., 18:17-18)

Esta maravillosa promesa está más detallada en los escritos de Abrahán, tal como los encontramos en la Perla de Gran Precio:

“Me llamo Jehová, y conozco el fin desde el principio, por tanto mi mano te cubrirá.

“Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré sobre manera, y engrandeceré tu nombre entre todas las naciones, y serás una bendición a tu simiente después de ti, para que en sus manos lleven este ministerio y sacerdocio a todas las naciones;

“Y las bendeciré mediante tu nombre; pues cuantos reciban este evangelio llevarán tu nombre, y serán contados entre tu simiente, y se levantarán y te bendecirán como su padre;

“Y bendeciré a los que te bendijeren, y maldeciré a los que te maldijeren; y en ti (es decir, en tu sacerdocio) y en tu simiente (es decir, tu sacerdocio), pues te prometo que en ti continuará este derecho, y en tu simiente después de ti (es decir la simiente literal, o sea la simiente corporal) serán bendecidas todas las familias de la tierra, aun con las bendiciones del evangelio, que son las bendiciones de salvación, aun de vida eterna.” (Abrahán 2:8-11)

Cuando el pueblo de Israel entró en la tierra prometida, el Señor les dió el estricto mandamiento de guardar sus leyes y servirle. Si ellos obedecían, serían grandemente bendecidos y prosperarían en la tierra que el Señor las daba. Si, por el contrario, rechazaban sus mandamientos y se tornaban inicuos. El los castigaría y los sacaría de la tierra prometida, dispersándolos por todo el mundo, donde servirían a dioses ajenos, dioses “que no conociste tú ni tus padres, al leño v a la piedra.” (Deut. 28:64)

Todo esto sobrevendría sobre Israel, como castigo por sus iniquidades. Sin embargo, el Señor nunca castiga a su pueblo, sin convertir finalmente tal castigo en bendición. La dispersión de Israel llegó a ser una bendición para los gentiles entre los cuales fué esparcido, puesto que los israelitas se mezclaron con dichos pueblos, trayendo sobre ellos los beneficios de las bendiciones prometidas a Abrahán y su simiente.

La mayoría de los Santos de los Últimos Días, son del linaje de los gentiles, tanto como de la casa de Israel. En los días de su ministerio, nuestro Salvador fué solamente a los israelitas en Palestina y cuando envió a sus discípulos a predicar el evangelio, les ordenó no ir a los gentiles sino limitar sus actividades a los israelitas en Palestina. Y ellos le obedecieron; tanto es así que hoy nos es conocido el caso do Pedro, respecto a su indecisión en responder a las súplicas de Cornelio porque le fuera predicado. Durante los primeros años, la predicación del evangelio fué realmente limitada al pueblo judío; fué sólo cuando éste rechazó el mensaje, que Pablo y sus compañeros comenzaron a predicar entre los gentiles.

En ésta, la Dispensación del Cumplimiento de los Tiempos, el evangelio ha ido primero a los gentiles y luego irá a los judíos. (Doc. y Con., Secciones 19 y 27). Sin embargo, los gentiles que han aceptado el evangelio, son, en su mayoría, gentiles que tienen sangre de Israel en sus venas. Es una declaración muy significativa la que encontramos en la portada del Libro de Mormón, en cuanto a que éste “. . . Ha de aparecer por el don y el poder de Dios para su interpretación—Sellado por Moroni, y escondido para los propósitos del Señor, a fin de que apareciese en el debido tiempo por medio de los gentiles, y fuese interpretado por el don de Dios.” Y ¿cómo apareció el Libro de Mormón? Pues por la mano de José Smith. También leemos en 2 Nefi 3:7-15, que José Smith es un descendiente de José, aquel que fué vendido en Egipto por sus hermanos; sin embargo, el libro apareció «por medio de los gentiles”, conforme a la predicción de Moroni.

En el libro de Jacob, capítulo 5, del Libro de Mormón, tenemos una de las más notables parábolas jamás escritas. Se trata de la enseñanza del Profeta Zenós, relatada por Jacob. En esta parábola, la casa de Israel es representada por un olivo cultivado que el Señor plantara en su saña. Cuando el árbol comenzó a decaer, el Señor lo podó y abonó, cuidando de él. Pero la copa del olivo se fué secando; entonces el Señor dijo:

“. . .Me aflige que tenga que perder este árbol; por tanto, ve, y arranca las ramas de un olivo silvestre y tráemelas aquí; y arrancaremos esas ramas principales que empiezan a marchitarse, y las echaremos en el fuego para que se quemen.

Y he aquí, dijo el Señor de la viña, tomaré muchas de estas ramas nuevas y tiernas y las injertaré donde yo quiera, y no importa si acaso la raíz de este árbol perece, yo puedo preservar su fruto para mí; por tanto, tomaré estas ramas nuevas y tiernas, y las injertaré donde yo quiera.

Toma las ramas del olivo silvestre, e injértalas en lugar de ellas; y estas que he cortado, las echaré al fuego y las quemaré, a fin de que no obstruyan el terreno de mi viña.

Y aconteció que el Señor de la viña se marchó, y escondió las ramas naturales del olivo cultivado en las partes más bajas de la viña, unas en una parte y otras en otra, según su voluntad y placer.

Y ocurrió que el Señor de la viña miró y vio el árbol en el que se habían injertado las ramas del olivo silvestre; y había retoñado y comenzado a dar fruto; y vio que era bueno, y su fruto era semejante al fruto natural.» (Jacob 5:7-9, 14, 17)

Esta es una parábola muy interesante, pero lo que he seleccionado será suficiente para nuestro cometido. Nos revela el motivo del Señor en dispersar al pueblo de Israel por todo el mundo, causando que “las ramas del olivo cultivado y las del olivo silvestre que le fueran injertadas” produjeran fruto bueno, mientras que, las ramas mayores del olivo original, fueron podadas.

La interpretación de esta parábola, aun habiendo presentado sólo un fragmento de ella, es un relato de la dispersión de Israel y la mezcla de su sangre con “olivos silvestres” o pueblos gentiles, en todo el mundo.

Por lo tanto, encontramos que China, Japón, India y el resto de los países del mundo, están habitados por gentiles entre los que fué esparcida o “injertada” la sangre de Israel. En consecuencia, en esta época de recogimiento, el Señor está cumpliendo sus propósitos y llamando de vuelta al rebaño del Verdadero Pastor, a los hijos de Abrahán. La mayoría de ellos, son de la tribu de Efraín, porque a éste fué dada la bendición de encabezar las generaciones en estos últimos días:

“Y los confines de las cordilleras eternas temblarán ante su presencia.
“Y allí se postrarán, y serán coronados de gloria, aun en Sión, por las manos de los siervos del Señor, aun los hijos de Efraín.
“Y serán llenos de cantos de gozo sempiterno.” (Doc. y Con. 133:31-33)

Por consiguiente, hay razón para creer que el patriarca tuvo la inspiración correcta.

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7 respuestas a Liahona Enero de 1962

  1. Mabel Mariel dijo:

    Gracias por subir este ejemplar de la Liahona!!

  2. Rossana Luzmila Clapez de Llantoy dijo:

    Muchas Gracias

    Liahonasud

    (Nueva entrada) Liahona Enero de 1962

    Hermosos los mensajes gracias por compartirlo.

    Cordialmente,

    Rossana Clapes de Llantoy

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  3. Luis gallardo dijo:

    Que bien es leer estos mensajes, gracias

  4. Rouss Hellen dijo:

    Cuán maravillosos mensajes..! , que me ayudan a recordar quien soy, de donde vine , a que vine, para saber que quiero ser…No importa que tenga 66 años, estoy dispuesta a salir nuevamente a Servirte Señor, porque Tu me has dado todo cuanto poseo: Una Familia Eterna, Fiel y con mucha Fé, y se que aunque Yo no esté con Ellos varias Navidades, Día de la Madre, sus cumpleaños, mi cumpleaños, Mi Dios y Señor estará presente por mí, sé sin ninguna duda que El velará por cada uno de los Hogares de mis queridos Hijos y nietecitos, y Mi Alma y mi corazón estará siempre con Ellos, Consideraré UN PRIVILEGIO REGRESAR AL CAMPO MISIONAL..A DAR LO MEJOR DE MI,

  5. Sara Loaisíga Suárez dijo:

    Estoy feliz por tener la oportunidad de leer los mensajes de liahonas de años 60s, está revista es mi preferida, colecciono físicamente las que puedo, gracias a los que dan su esfuerzo y bendicen vidas con su trabajo

  6. carmen rosa dijo:

    me encanta leer literatura de la iglesia ,gozo de estas lecturas los dias sabados y domingos .

  7. carmen rosa eulatth vidal dijo:

    me encanta leer literatura de la iglesia ,gozo de estas lecturas los dias sabados y domingos….he comenzado leer las liahonas a partir del año 1962,me encantan ….soy feliz deser miembro de la iglesia de jesucristo de los santos de los ultimos dias y agradecida eternamente a mi padre celestial por la oportunidad que me dio de conocer su evangelio restaurado,amo la iglesia.

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