Liahona Diciembre 1996

Tu propio testimonio

por Lisa M. Grover

Al igual que todo lo de valor, el adquirir un testimo­nio requiere tiempo y paciencia. Sin embargo, cualquier esfuerzo que se haga para adquirir un testimonio del Salvador, vale la pena. Un testimonio es el cimiento más firme sobre el cual podemos edificar el resto de nuestra vida. Una de las formas de fortalecer nuestro testimonio es aprender de los testimonios de los demás (véase nuestro artículo especial de Navidad: “¡Él vive!”, en la pág. 34). Hay también otras maneras de aprender más acerca del Salvador. He aquí algunas:

Utiliza las Escrituras

■ Lee la historia de Navidad a un niño, n Lee acerca del ministerio de Jesucristo, tanto en el Nuevo Testamento como en el Libro de Mormón.

■ Lee un capítulo específico de las Escrituras acerca de la vida de Cristo y luego pide hablar sobre ello en la reunión espiritual de seminario o da una lección en la noche de hogar sobre ese capítulo.

■ Aprende de memoria tu pasaje preferido de las Escrituras acerca del Salvador.

■ Lee los testimonios de los Apóstoles que vivieron durante la época del Salvador y aprende todo lo que puedas acerca de la vida de ellos.

■ Lee los testimonios de José Smith y de los tres y los ocho testigos del Libro de Mormón.

Utiliza tus talentos

Aprende toda la letra de un himno acerca del Salvador, tal como “Creo en Cristo”, por el élder Bruce R. McConkie (Himnos, No. 72).

■ Escribe un poema o una prosa breve acerca de lo que has aprendido acerca de la vida del Salvador y de Su expiación.

■ Integra el coro de tu barrio o rama. Habla con los líderes para que formen un coro de jóvenes o una lec­tura musical del relato de Navidad.

■ Si tocas algún instrumento musical, acompaña a otras personas en el barrio para que entonen himnos acerca de la vida del Salvador.

Ofrécete para dar un pensamiento espiritual en una reunión apropiada o ayudar a dar una lección en tu quo­rum o clase. Centra tus ideas en la vida del Salvador.

■ Prepara galletas, pasteles o cualquier otra cosa típica navideña para los misioneros de la zona o para algún amigo o vecino que no sea miembro de la Iglesia.

■ Pinta un paisaje bonito y, junto con tu testimonio del Creador, obsequia tu pintura a un amigo o una per­sona querida como regalo de Navidad.

Aprende con los demás

■ Lee lo que los profetas modernos han dicho concer­niente a sus testimonios de Jesucristo. Lee acerca de los sucesos que edificaron esos testimonios y luego trata de seguir sus ejemplos.

■ Expresa tu testimonio a los demás. Algunas veces el hablar de tus creencias te ayuda a definirlas y a aumen­tarlas.

■ Lee con un niño en las revistas de la Iglesia el relato del nacimiento del Salvador, como por ejemplo: “Navidad en las Américas», (Sección para los Niños, Diciembre 1995, 2-3) “El nacimiento de Jesús” (Liahona, diciembre de 1995, págs. 32-39).

■ Observa las cualidades cristianas en tus padres y hermanos; ello no sólo te ayudará a obtener buenos ejemplos sino que será más difícil enojarte con ellos.

■ Escribe a los misioneros regulares y háblales del tes­timonio que tienes del Salvador.

■ Si te es posible conseguir algún diario de tus ante­pasados, léelos para saber cuáles eran sus sentimientos con respecto al Salvador. □